Dos de la tarde. Sentados alrededor de la mesa, y mientras damos cuenta de una comida que podríamos considerar «espartana», escuchamos lo que nos cuentan en espera de alguna «buena noticia» y, de pronto, aparece la imagen de alguien que ya va siendo habitual en nuestros Telediarios: una señora malcarada, -perfecta para dar este tipo de mensajes-, de edad indefinida, con gesto altanero, con el pelo teñido de blanco y con un pañuelo ocultando las arrugas de su cuello, nos cuenta que los Bancos vuelven a subir los tipos de interés por enésima vez y deja en el aire que el proceso tampoco ha terminado. La experiencia en el Supermercado, ya había producido algunos efectos indeseados en mi organismo que, junto con la calidad de lo que estaba tomando y la noticia de la Señora, produjeron un desajuste global en mi organismo. Nunca imaginé que este tipo de noticias, con poder para relacionar la mente con la parte física de nuestro organismo, podría alterar mi ritmo vital hasta el extremo de tener que frenar mis comentarios, para no entrar en detalles desagradables. Continúo atento y veo la imagen en directo de aquel Loco- Matón, amenazando al mundo con una guerra nuclear, a los que están gobernando, que ya no esconden su avaricia, compruebo la mala educación de los que pretenden gobernar, a los que amparan a los okupas de aquella casa que compraste con tanto esfuerzo, a los que cobran cien millones al año por meter un gol, a las continuas violaciones de los que rezan a dios que nunca está y a los famosos que se divorcian para cobrar exclusivas, que posteriormente se reconcilian para poder seguir cobrando…
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El fragmento del NUEVO libro ¿por qué somos tan imbéciles? 6ª Ed. 2.0